¿Nunca tuviste tantas ganas de que llegara un momento que estuviste meses antes preparándolo y esperándolo? ¿Nunca tuviste tantas ganas de que llegara un momento que cuando llegó eras la persona más feliz en ese preciso instante? Y una vez que llega sólo quieres que el tiempo se pare, que el tiempo pase lo más lento posible. En cambio, el tiempo pasa y no se puede evitar. Y cuando pasa, cuando tienes que decir hasta luego sin saber hasta cuando será y parece más un adiós, te sientes triste. Entonces ya son sólo recuerdos, recuerdos inolvidables pero al fin y al cabo recuerdos.
Que rabia da pensar que todo se reduce a recuerdos, que rabia da pensar que cuando le das un abrazo sabes que lo recordarás porque es de los pocos que le puedes dar, que rabia da pensar que cuando la ves sonreír tendrás que grabar esa sonrisa en tu memoria pues después sólo la escucharás, que rabia da pensar que cuando recorres con ella las calles por las que pases todos los días sus pasos se borrarán pues no sabes cuando volverá a pasar y todo por eso que nos separa: la distancia.
La distancia duele y duele mucho, pero también hace todo más grande, más fuerte. A veces tienes miedo olvidar su cara, por eso cuando la ves te fijas en cada gesto, en cada movimiento pues eso forma parte de ella. Y ojalá llegue el día en el que no tenga que vivir constatemente de esos recuerdos, de esos pocos momentos juntas. Quiero poder vivir del presente, quiero que cada día construya mi futuro y no tener que estar siempre esperando a que llegue ese momento, ese momento en el que puedo verte.
Una amistad si es de verdad, puede con todo, no importa la distancia ni si no se sabe nada de la otra persona en días, pero porque pasarse la vida echando de menos si se puede hacer algo para cambiarlo. Y yo, quiero cambiarlo.
1 comentario:
Te veo recorriéndote tropecientos kilómetros cada fin de semana xD.
Por lo menos sabes, lo has podido comprobar, que la distancia no siempre es sinónimo de olvido, y que las grandes amistades se pueden mantener.
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