miércoles, 11 de febrero de 2009

Ella

La conocí y sin saber bien porque sólo quería que estuviera a mi lado. Quería abrazarla y cogerla de la mano porque así es como me sentía a gusto y feliz. No me paré a pensar el porque hasta que llegó un momento en el que lo único que quería era besarla. Entonces sólo tenía miedo, miedo de arriesgarme y que todo fuera mal, que todo lo que había tenido con ella hasta entonces, en vez de ir a más, desapareciera. Pero me arriesgué porque en ella había algo distinto, con ella todo era diferente a lo que había sentido antes.
Empezamos sin saber bien que sería de nosotras, simplemente sabiendo que estábamos a gusto juntas. Con ella estaba tan a gusto que podía pasar horas y horas mirándola y escuchándola. Era como si se parase el tiempo. Y cada hasta luego era para mí una despedida pues no doblaba la esquina hasta que no la perdía de vista.
Entonces pronto aparecieron obstáculos que sólo conseguirían hacernos más fuertes. No iba a permitir que me quitaran algo que acaba de empezar, la persona de la que estaba me enamorando. Porque cada vez que te iba conociendo cada vez que me ibas abriendo más tu corazón me iba enamorando más de ti. Contigo sabía que podía ser yo misma sin miedo, sí sin ese miedo que me persigue que parece mi sombra. Y te encontré a ti, con quien ese miedo había desaparecido, con quien mi inseguridad ya no lo era más. Me sentía como no me había sentido nunca antes con nadie.
Al principio quizás tenía miedo de que algo fuera mal, de que algo lo estropeara todo o me arrepintiera, como me había sucedido antes, pero a medida de que iba pasando el tiempo, tenía esa sensación de que lo nuestro era cada vez más fuerte. Y va pasando el tiempo, los días, las semanas, los meses y aquel sentimiento que parecía que no podía ir a más se iba haciendo cada vez mayor. Y llegué a pronunciar esas palabras, esas palabras que nunca creí que fuera a ser lo suficientemente valiente para pronunciarlas, ni que fuera a sentir algo tan fuerte por alguien. Pero nunca serán suficientes todas las veces que te diga te amo, para llegar a expresar lo que siento.
Y no sé donde nos llevará el futuro, porque nadie lo sabe. Pero lo que sí sé es que quiero que seas mi presente cada día que pase y aprovechar al máximo cada día, cada minuto, cada segundo junto a ti. Y saber, que te he demostrado lo suficiente lo mucho que te amo, porque nunca me perdonaría el no habértelo demostrado cada día.
Sé que esto antes o después acabará porque ni nosotros somos eternos, pero también sé que todo lo vivido junto a ti habrá merecido la pena y habrá quedado grabado en mi corazón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Menudo final... No tiene por qué terminar nunca... Ya sabes que "la vida es eterna en el reino de Dios".

Me ha dejado frío esa primera frase del último párrafo. No pienses eso, mujer.